Blogia
ESPAÑOLES QUEMADOS

ESTO NO PUEDE TERMINAR BIEN...

 

              

                                     

    Acudo en mi ayuda al refranero español: "Lo que mal empieza, mal acaba".

*************************

    Y no lo digo por la pandemia que sufrimos, que al fin y al cabo terminará, dejando un montículo de vidas humanas, pero terminará.

   Se dice que “Sabe más el diablo por viejo que por diablo”, así que me tomo el lujo de hacer de diablo frente al escenario y representación tragicómica a la que asiste esta España espectadora y expectante. El elenco, la compañía teatral que actúa en la obra, no parecen sólo aficionados, sino que están dispuestos a reírse del público. En todo caso ya prepararon a su joven claque.  Es más, presumo que su intención es incendiar el teatro en el que actúan para construir otro a su gusto. ¿Título de la obra? La pone el diablo: “Libertad, ¿para qué? La libertad es nuestra”. No son conscientes de que su contrato teatral es “por bolo”.

   Podría argumentar muchas razones por las que preveo mal final para España si nada lo impide, pero valga ésta en clave teatral:

   Antecedentes y perfiles de los protagonistas principales:

   Aparte de disponer de escaso o nulo bagaje personal que aporta el duro y sacrificado trabajo, que dignifica a las personas,  no disimulan sus intenciones y su mirada refleja mentira y odio. De los partiquinos prefiero no hablar, que bastante hacen con figurar. Quieren hacer de arquitectos, destruir a quienes los contrataron para la función y levantar una nueva España. Y ya se sabe que “El lobo pierde el pelo, pero no el vicio”. Valga como ejemplo unas palabras del Telonero: Yo voy en camiseta a las instituciones y voy ahí a montar el pollo”, “la clave del poder no está en las instituciones, está en nuestras pelotas, está en la calle”.

   ¿Que cómo terminó la función? Pues no finalizó con pitidos y lanzamiento de tomates al escenario. Los atronadores aplausos del incómodo “gallinero”, ocupado por la claque, pudieron más que las tímidas protestas del cómodo patio de butacas, que ocupaban los paganos de la Compañía contratada con carácter temporal. Por cierto que, ya en la calle, un espectador que dijo que se llamaba Felipe González me comentó: “Hemos vuelto a la anormalidad histórica en España tras 35 años de estabilidad”. Pensé que era otro diablo viejo y achacoso...

   El teatro, llamado “Teatro España” se vino abajo, no en el sentido teatral, sino en el literal.

   Que los dioses nos asistan, si es que hay más de uno.

 

   Hasta otro día.

   Juanma

0 comentarios